martes, 26 de febrero de 2019

La construcción de la Plaza de la Trinidad en 1.999 fue otra de las obras que me siento orgulloso de su realización. Antes, la plaza no era peatonal, por tanto, continuamente estaba transitada por coches, motos o furgonetas que suponían un verdadero peligro para las personas que la transitaban (especialmente los niños), siendo verdaderamente arriesgado tomar algo en el velador de algunos de los bares existentes. En aquella época, El Punto y la Tacita de Plata. Además de peatonalizar la plaza, se sembraron arboles y se pusieron maceteros florales para embellecer el entorno. Las imágenes corresponden al día de la inauguración de la misma.



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